lunes, agosto 18, 2025

Mercedes Álvarez. Un mantel que cae

 



Un mantel que cae

del balcón a una rama puede considerarse

una pequeña tragedia cotidiana.

Cada cosa tiene su historia, cada objeto es

un símbolo, un modo de seguir

hablando con los muertos.

El mantel, por ejemplo, perteneció a mi abuela,

y era difícil hablar con ella. Probablemente dejé de hacerlo

incluso antes de que muriera.

Pero las cosa agitan las sensaciones

¿quién bordó la flor, el punto, la decoración tan perfecta?

Mi abuela cantaba

una vieja canción española que yo aun canto, en ratos

   de aburrimiento, o mientras hago 

otra cosa.

De modo que todavía hablamos, ¿no?

mientras el mantel sigue incrustado

en esa rama de la que no cae.

Pasarán día y lluvias, pasarán palomas y vientos

pasará la humedad, como la que infecta la pared,

-otra pequeña tragedia cotidiana-

la muerte de la albahaca en la maceta. Son símbolos

pero las interpretaciones las ponemos nosotros

cosiéndoles casi siempre

ribetes sentimentales en los bordes.

Bueno, no he dejado de contar con los muertos

es una vieja costumbre

aunque nada comparado

al calor de los vivos.


Mercedes Álvarez, Tandil, 1979

de La naturaleza detrás de la maceta, Liliputienses, España, 2022

domingo, agosto 17, 2025

Edgar Bayley. Date prisa


Date prisa

que esta lluvia que viene hace mil lluvias

y cae triste quebranto en tu costado

cae vana puñalada en tus dos nombres

húmeda pared de infancia abierta

dios que me crecía poco a poco

no te olvides entonces del encargue

traenos algo un saxofón una memoria

una forma de esperar a mis hermanos

una luz un rumbo un llanto cierto

un silencio una pestaña un leve día

un espejo maduro la libreta

date prisa no vayas a olvidarte

habla -tú que puedes- por nosotros

ven a ayudarnos a cambiarlo todo

hasta las ganas de morir las noches

y transformar el horror en mediodía


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990

de Antología Poética, Selección y prólogo de Jorge Aulicino, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2015

sábado, agosto 16, 2025

Alicia Waisman. Suite francesa. Selección


 II

Emma recorre

la textura del antebrazo de Rodolfo.


Sus dedos finos y blancos

palpan/ huelen /rozan/acarician

poesía

donde no la hay.


V

“El mayor acelerador de partículas del mundo, el LHC del CERN, anunció haber descubierto una categoría de partículas los pentacuarks, de cuya existencia se sospechaba pero nunca había sido demostrada por los científicos” - Página 12 – 15 de julio de 2015

Sin embargo, no hubo descubrimiento que meciera su deseo.

La voz de Emma fue envenenada. Caminó sola.

Y toda su dulzura quedó escondida entre los pliegues de los pentacuarks

en la sombra.


Alicia Waisman, Buenos Aires, s/d

de Suite Francesa, 1857-1968, Barnacle, Buenos Aires, 2024

viernes, agosto 15, 2025

Verónica Zondek, Geografía

 

geografía

 

Avista un ave que le indica el camino.

Lo sobrevuela una bandada de loros facundos.

Su huella avanza por una ruta apenas signada.

Su mirada es arriba en la cuenca de un lago.

El desagüe es municipal y lo habitantes son dispersos.

Los volcanes no se guiñan un ojo.

Los volcanes no se activan.

Impertérritos

esperan el momento preciso.

 

En Valle Silencio se impone una geografía.

 

El hombre

este hombre que vaga

 

acata y

calla.

Verónica Zondek, Santiago de Chile, 1953

De El libro de los valles, LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2003

jueves, agosto 14, 2025

Daniel Freidemberg. Poema IV

 

IV


Me he visto subido al rodar de las palabras,
me he visto subido a las palabras, su speed,
afuera y adentro me he visto, y el alma
otra palabra era, era otra palabra y colgaba
de algo, no sé, como el ruido del tránsito.

Me he visto en el tránsito
(“soy”, me dije, “en el tránsito”).

Me he visto afuera del tránsito y del alma
“¿o no será eso”, me dije, como 
                                  quien se hunde, “el alma?”
Me he visto colgado de esa palabra, “el alma”,
como una música de estar adentro y no.

Y la desidia inmutable del asfalto he visto 
sobre las contradicciones 
                                      de la materia reinar.

Daniel Freidemberg, Resistencia, 1945
de Esa materia que se fuga, Barnacle, Buenos Aires, 2023

miércoles, agosto 13, 2025

Pancho Muñoz. Pascua porteña y otros poemas



Pascua porteña

  Podrá hoy, abril de 2016, Zappa tocar
"Watermelon in Easter Hay", grabado en vivo en el 88,
con los huesos que le queden de sus manos -a esta altura-
o cenizas que brillen o algo parecido;

podrá hacerlo, es decir

podrá tocar
de nuevo y como aquella vez.


Goya a perpetuidad

La fatalidad no es buena herencia, pero es algo.

Usted pinta el paisaje que anticipa y sospecha, y esa es su guerra
y mi medalla.


Todo

  Todo ocurre de
noche; la
perspectiva y las
estrellas y las
sombras dándole forma
a todo lo que ocurre
en la noche clavada y su
campo iluminado de venganza.

Todo lo que necesito
es un poco más de tiempo,
involcable como la vida.

Tiempo, tiempo, tiempo...
Se mueve para acá...
     se mueve para allá...

y no sale de la noche.

Francisco "Pancho" Muñoz, Buenos Aires, 1945 

De Huella de perro en el cemento fresco. Poemas (2016-2019), Milena Caserola, Buenos Aires, 2019


martes, agosto 12, 2025

Alberto Cisnero, Poema 1 y otros

  



1-

 

Por todas partes crecen flores y matas.

desprovistas de un propósito aleve

requieren de la oscuridad, cobran forma

entre el olor a humareda del carbón

y las noticias viejas repetidas: violencia

policíaca, subsidios de desempleo (literario).

y se parecen tanto a la música que solían tocar

en los burdeles durante noches todavía

artificialmente iluminadas en algún recoveco

de nuestros cerebros. sólo otro ruido

distante y ajeno que el viento trae

y se lleva para siempre.


8-

¿Qué alegan, hechos mierda, en retirada,

bajo la errática luz del candil: un antiguo

amor, una lata de salsa de tomate vacía

y pisoteada, un subsidio municipal, respirar

(todo lo cercano se aleja), valor o congoja

para cuando reciten otra épica de pleimóbiles,

denodadas exégesis en suplementos literarios?

¿ya lo practicaron en sueños? ¿ya hicieron

un mapa en la cancha? cof, cof.


23-

Se imaginaban en un coche estacionado

a kilómetros de distancia, frente a un teléfono

público. en otra ciudad. hasta lear tuvo a su tonto

y a su bufón. esperaban a que las luces se volviesen

pequeñas y duras en el espejo retrovisor. para tener

algo que recordar. allá afuera, en algún lugar,

el tiempo comenzó a correr, allá afuera

en algún lugar del fondo inmóvil de la noche,

alejándose de los diversos colores de las estaciones

y de los días (agreguemos silencio, cráteres y rocas

sobre aquellas cabezas).

 

Alberto Cisnero, La Matanza, provincia de Buenos Aires, Argentina, 1975

De rayos negros, Barnacle, Buenos Aires, 2024

lunes, agosto 11, 2025

Ignacio Di Tullio, Él también trabaja a golpe de sol

 


Él también trabaja a golpe de sol.

Boca arriba, en un rincón del patio

traza un ángulo con las medianeras

y a ojo corta un vértice del cuadro.

Le gustaría poder enmarcar todo el cielo

pero sus  herramientas  le permiten recortar

solo una escuadra, un fragmento.

Miren al inmigrante

recostado en el banco de cemento

como esos animales que se camuflan

para escapar de sus predadores

pasa el resto del día preguntándose

cómo hacer para formar parte del paisaje.

 

Ignacio Di Tullio, Villa Adelina, Buenos Aires,1982, 

De Famiglia,  Fragmento ‘Del cielo’, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2024, Segunda edición

domingo, agosto 10, 2025

Miguel Gaya. Segunda parte. Poema II




 Segunda parte . Poema II

 

Caminamos a la orilla de nuestra mente, un lugar al que llegan pensamientos rotos,

y dejan en la arena restos de algo enorme, ya perdido, y unos caracoles como orejas,

y algas entre muertas y vivas, enroscadas en los hoyos de la playa. La mente se ha ausentado

 

hace tiempo, y nadie tiene noticias de ella. Nadie sabe muy bien adónde se ha ido,

si ha logrado olvidarnos esta vez, o si puede volver, luminosa y altiva.

Caminamos por campos neblinosos, repletos de charcos y ahí está la mente, ahí respira.

 

No la vemos, no la escuchamos, por más que un susurro monocorde, autómata, nos sobrecoge

mientras caminamos, quizás en círculos, quizás alejándonos de ella, de su centro.

Hay algo más allá de cuanto miramos, algo que se eleva y se desploma, y que nos habla.

 

***

Quisiéramos un lugar quieto para todo, un lugar que conservara la conversación

que sostenemos con el mundo. Pero el mundo resulta esquivo, nuestra mente

casi ajena en su soliloquio, y todo fluye hacia el ruido de la aniquilación.

 

Al caminar hacia la intemperie intuimos un lugar de ruinas, un pasado

donde algo estuvo antes, no construido sino eterno, y así nos perdemos

en cierta neblina, donde nadie ha estado ni ha hecho pie.

 

Es curiosa esta pretensión de inmovilidad, cuando somos

quienes más nos movemos, inquietos por la hora que se avecina,

y sin saber qué trae la hora, que trae después de ella, qué vacío.

 

***

Acaso lo más extraño de este lugar sea que haya existido una vez,

que haya guardado calor y textura, y un sentido para quien lo vio

levantarse en el aire como un sol benigno. Ahora dudamos

 

de nuestros recuerdos, si alguna vez los tuvimos, o fueron nuestros.

Una cadencia como de música perdida nos ronda, una definición

arcaica y sin aplicación a cualquier fenómeno que recordemos.

 

Porque eso somos, un viejo chiste que se frena y recomienza sin solución

alguna. Una referencia a algo que extraviamos y no sabemos dónde ni

en qué nos afecta su pérdida, pero por ella estamos acá, y perduramos.


 Miguel Gaya, Ayacucho, 1953

de Tríptico de la Memoria Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2022

Seleccionado por Jorge Aulicino

sábado, agosto 09, 2025

Gerardo Lewin. No me gusta el proceso


No me gusta el proceso

ni mucho tampoco el resultado.

Esta desazón demorada
de las primeras palabras
que se abren paso a golpes.
Uf... Prefiero evitarlo.

Sí, cómo no: también a mí me surgen
grandes frases mientras camino,
bellas ideas antes de babear la almohada,
primeros premios,
invitación a festivales.

Lean en mis cuadernos,
en la memoria irrecuperable del celular,
en la servilletita de papel
que fue a parar al lavarropas:
todo lo legaré para mejor provecho
de las generaciones por venir, más diligentes.

Y esto de sentarse a consumir
al menos un café,
en attendant...

Viene. No viene.

Agoreros visionarios profetizan
inteligencias sorprendentes y capaces
de componer sofisticados versos.
Desgarradores, místicos.
Ya no veo la hora de que salgan al mercado
para acabar de una vez con tanto incordio.

Amigos, compatriotas, camaradas...



Gerardo Lewin, Buenos Aires, 1955
Inédito
Imagen de Fernando Botero